Concede a tus recuerdos sólo el peso justo.

No permitas que el pasado tenga más valor

en tu vida que el presente.

 

Los recuerdos que pesan demasiado

nos impiden vivir el día a día con entusiasmo. 

Aprecia tu pasado, valora lo que fue,

pero no permitas que lo que no fue,

o lo que fue y ya no es,

tenga más espacio en tu vida que el ahora.

 

Lo que sucede ahora es lo único que en verdad tienes.

Vive el presente, entrégate en cada paso,

sin dejarte arrastrar por el después.

 

Los recuerdos han de fluir en ti

como una dulce brisa…

Permítete dibujar una sonrisa en tu cara con ellos…

tal vez una mueca de dolor…

Pero no dejes que tu pasado decida tu futuro.

El pasado debe ser un antídoto,

no un veneno,

aprende como bebértelo.